Se entiende al respeto cómo la "consideración de que algo es digno y debe ser tolerado", a la confianza como una cuestión reciproca. Pero cuando hay asimetría política, no existe respeto sino sumisión.
Cuando lo que prima es la aristocracia por frente a la democracia, cuando todo es la ley del gallinero, las gallinas de abajo no se van a preocupar, total su voz no vale nada.
A los gritos las gallinas de arriba dirán ¡No hay compromiso!, y no. Pues hay carreras distintas, objetivos distintos, trato distinto, respeto distinto: no, compromiso no hay porque respeto tampoco suele haber.